domingo, 27 de marzo de 2011

La condena

En la serenidad de los últimos suspiros de esta alma que ama, surge un susurro al viento diciendo que "ya no puedo amar al odio, ya no confiar en la desconfianza" "ya no me puedes herir si estoy muriendo" los últimos gemidos están llegando, el tiempo se esta haciendo eterno con una palabra se fueron todos los días de recuerdo, tus besos marchitos, de estas sensaciones muertas; Por que al amarte lentamente se esta muriendo lo único precioso de mi vida, los sueños en los que estoy  contigo ya se desvanecen, no por que no te ame, si no por que no hay esperanza en ti. Eres el viento, el señor necesario, el que esta con todos pero a la vez con nadie,  la serenación de estas palabras yace en la debilidad de mis latidos, en la caridad de sentidos
en el dolor y a mi castigo, pues aunque diga lo contrario mi corazón se niega a dejarte ir,  la esperanzas de estos sentimientos ya ha sido crucificada, ha regalado cada lagrima que ha podido en cada episodio de amargura, en cada ocasión de llanto, mas ni siquiera el sentimiento verdadero a tu presencia le a interesado, sonrisas sarcásticas, mofes baratos, es el precio de tu condena, o solo las limosnas que creas, el odio esta ganando la batalla, más el amor aun sigue ondeando su bandera; ni los ángeles del cielo, ni los demonios del infierno comprenden la intensidad de lo que siento, ni siquiera de tu pensar hacia mi fui participe, solo de tus besos compasivos fui digna que hice yo para merecer este castigo, que hice yo para merecer esto estoy pagando una condena que no fue mía, cada vez estoy más débil, cada vez hay menos fuerza ya renuncio a ti, renuncio a lo que dices debo esperar, más se que no será renuncio al puñado de esperanzas que no fueron crucificadas, y me entregas a mi en cada palabra por que cada gesto fingido es un filo más en mi piel, y aunque sea mi sangre participe de tu afecto haciéndome sentir el fuego corriendo por mis venas, renuncio hoy a ti, por que eres el quien de esta oración, que jamás podre tener, tu recuerdo esta en mi piel, mi vida me ha puesto la trampa y al parecer ya he caído  tu recuerdo, eres tu y sigues aquí sin estarlo y aunque yo hoy entregue mi ser, aunque venda mi vida solo se que una sonrisa de ti ganaría, no de alegría, si no de ironía, por que ese eres tu, aquel que ni en las maldiciones de maldiciones dejará de ser
por que tu vida es mi condena, por que tu vida es lo que tengo que pagar ,
por que solo un suspiro tuyo quise y ni siquiera eso obtuve,
La pregunta definitiva era el que quería de ti, te la he respondido ya
solo soy "la niña que se fijo en un joven" pues no me mires así
por que has logrado asesinar lo que un día fui.

 Autora: Nivia Zuleima De León Marengo

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